ORFANATO PEDACITO DE CIELO
Después de una dura semana en
bici considero que Cochabamba puede ser un buen lugar para descansar. Me alojo
en la acogedora Casa de Ciclistas de Hutch. Espero poder subir un post del trabajo
de este incansable defensor del uso de la bicicleta.
En mi estancia en Cochabamba
aprovecho para contemplar uno de los mayores problemas sociales que existen a
nivel nacional. Existen cerca de 12 mil niños que quedan huérfanos de padres y
madres por diferentes razones, aunque el dato que me indica un agente social
asciende a 20 mil niños. Me extraña que exista tanta diferencia en los números.
Parece ser, por la cara de estupor de algunos de los interlocutores, que no
existen unas cifras oficiales fiables. En definitiva, miles de niños conviven
en orfanatos, albergues y hogares estatales o de instituciones privadas que les
dan acogida.
Existen muchas causas que
originan esta situación. Una de ellas es la migración por pobreza rural hacia
las ciudades. La mayoría de las veces la situación aboca a hogares monoparentales
sostenidos por mujeres y de la tercera edad que se quedan a cargo de niños
pequeños. Los padres de familia presuntamente no asumen su responsabilidad. Supuestamente,
otro factor es que en Bolivia existe una cultura del maltrato a los niños,
niñas y adolescentes. Muchos de esos abusos y maltratos vienen derivados de soportar
una vida marginal que va unida al alto consumo de alcohol. Otra problemática es
que algunos niños sufren alguna discapacidad o conviven con el virus del VIH, razón
suficiente para sufrir abandono. Ese es el caso del orfanato “PEDACITO DE CIELO”
que visité en la ciudad de Cochabamba. Durante toda una tarde pude compartir
extraordinarios momentos con 11 niños, 1 con discapacidad y 3 de ellos con el
virus del VIH. Desde los primeros segundos te das cuenta de la necesidad de
afecto que tienen estos menores. Frecuentemente, no pueden contener la carencia
de atención, que proyectan con algún arrebato de fuerza o violencia. Te
agarran, te toman la mano, te abrazan, sabiendo que estás de paso, que en unas
horas no estarás. Es inevitable que no se te encoja el corazón.
Los niños se encuentran muy bien
atendidos. Desayunan, almuerzan y cenan en un mismo comedor, además comparten
las tareas cotidianas, los juegos y momentos de esparcimiento. Viven como en
una familia que promueve que ninguno de ellos sufra ningún tipo de
discriminación debido a su situación. Fui testigo presencial del gran trabajo
que realizan los profesionales e “invisibles héroes” que desarrollan funciones
específicas con estos niños.
Una vez más el viaje me regala
otra vivencia que te pellizca el alma. Una mirada tan cercana, tan real, que
eres tú mismo el que corre como un niño confundido mendigando un gesto de
afecto y ternura. Así es, podría ser yo ¿Y por qué? … El destino podría haber
elegido ese hueco para mí. Sin embargo no lo hizo. Por esa razón, no deseo que
la indiferencia propicie una actitud de soslayo frente a ese niño cuya mirada turbada
y asustada es la misma que la mía.
1 comentarios
This is a very serious problem, but today not one of the countries of the world has found the solution that could become the best in this situation.
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